El mantenimiento de las redes de agua potable se ha convertido en un servicio básico y fundamental para el buen funcionamiento de nuestras ciudades. El incremento de la población en las zonas urbanas arroja muchos desafíos en la gestión pública del agua, por lo que las infraestructuras requieren de una revisión constante. La inversión en infraestructuras hidráulicas es cada vez más necesaria para evitar problemas como las riadas, que este año 2018 han dejado innumerables daños personales y materiales en nuestro país.
España cuenta, según los datos de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), con más de 1.300 Estaciones de Tratamiento de Agua Potable (ETAP), que suministran un total de 4.231 hm³ a las redes de distribución. Esto supone más de 155.000 km de redes de distribución para abastecimiento y más de 140.000 km de redes de alcantarillado. La dotación de agua es de unos 250 litros por habitante y día. El 73% del agua urbana es de uso doméstico, el 11% se dedica al consumo industrial y comercial y el 16% restante se destina a otros usos.
En España, los sistemas de abastecimiento y saneamiento son competencia y responsabilidad de los ayuntamientos. Se evalúa anualmente el estado de las infraestructuras, se revisan y ajustan las inversiones en este campo, y se adjudica a los proveedores las partidas de mantenimiento, ampliación, etc.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 40% de las redes de suministro de agua en España tiene más de 30 años de antigüedad. Esto puede suponer un problema cuando existe falta de inversión o una gestión inadecuada del servicio. Cada año se pierden en nuestro país más de 1.000 hm³ de agua, entre fugas, roturas y averías en la red de suministro, y errores de medida, fraudes y consumos no medidos.
Riadas, mantenimiento y educación
La falta de inversión en infraestructuras hidráulicas acarrea otro problema de gravedad: las riadas. El mantenimiento adecuado de este servicio es de suma importancia a la hora de evitar daños irreparables.
Cuando se producen grandes temporales, con precipitaciones muy abundantes, los sumideros y la red de alcantarillado son un factor fundamental para evitar las riadas. Si no son capaces de desalojar el agua, las consecuencias son desastrosas.
Entre las tareas de mantenimiento que se requiere para una buena respuesta antes las lluvias, destacan la revisión del estado de los imbornales, colectores, estaciones de bombeo y tramos urbanos de las ramblas. Es necesario eliminar todos los residuos que se acumulan en estos puntos, como ramas, hojas y plásticos.
También hay que prestar mucha atención al mantenimiento de red de alcantarillado, con una revisión y limpieza periódica de las tuberías periódicamente.
Otro factor importante que no debe olvidarse es la educación de la ciudadanía en todo lo relativo al agua. Concienciar al ciudadano del valor de este preciado recurso, de la necesidad del ahorro en el consumo y de la prevención, es fundamental para el futuro de las ciudades. Entre todos, podemos evitar las riadas y la pérdida innecesaria de agua potable, ayudando a preservar el medio ambiente y asegurándonos que las próximas generaciones puedan disfrutar de un servicio de agua pública de calidad y sostenible.