El primer borrador de la Estrategia Nacional de Regadíos nació con el objetivo de promover el desarrollo rural sostenible y de este modo conseguir una agricultura productiva, eficiente, rentable y competitiva para luchar contra dos problemas importantes en nuestro país como son la despoblación de las zonas rurales y la falta de agua.
Para su consecución se ha desarrollado una estrategia que se resume en cinco objetivos estratégicos:
La mejora de la eficiencia hídrica y energética del regadío
Este paso se sustenta en estimular el ahorro de agua, mediante la realización de auditorías hídricas, energéticas y de gestión, bonificando a aquellos usuarios que hagan un uso del agua más eficiente y penalizando el exceso de consumo.
Generación de empleo y fijación de la población al medio rural
Se basa en la realización de planes integrales en zonas de cultivo intensivo, trabajando para que finalicen las inversiones que ya están en funcionamiento antes de realizar nuevos regadíos.
Mejora del marco normativo y la gobernanza
Esta mejora quiere apoyar el papel de las Comunidades de Regantes, favoreciendo su participación y dotándoles de mayor capacidad jurídica y técnica, además de apoyarlos ofreciéndoles una mayor formación.
Impulso de la innovación
Este es uno de los puntos importantes del Programa Nacional de Desarrollo Rural y consiste en la creación de grupos operativos relacionados con el regadío, todo ello con el objetivo final de optimizar el uso de recursos de agua y energía.
Para que esto sea posible es de vital importancia la digitalización del servicio y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Eficiencia en la financiación
Hasta el próximo año 2020, todas las comunidades autónomas han destinado inversiones en una superficie de más de 250.000 hectáreas con un gasto público de 500 millones de euros .
La falta de agua y el cambio climático
Es fundamental sensibilizar a la sociedad mediante la comunicación, los ciudadanos y los mercados de valores deben conocer el valor del regadío sostenible con el fin último de obtener un compromiso de todos para mejorar nuestras prácticas y mejorar la propia agricultura.
No debemos olvidar que nos movemos en un escenario cada vez más complicado en el ámbito medioambiental de cara al cambio climático, por lo que hay que trabajar por obtener rentabilidad con la mayor eficiencia posible.