El pasado 30 de enero se celebró en Valencia el congreso Energy Revolution, organizado por la Asociación Valenciana de Empresas de la Energía (Avaesen), con el objetivo de analizar los retos del futuro del sector del las energías renovables. La jornada reunió a buena parte de las empresas y organismos que están liderando la revolución energética en España, y a los profesionales del sector como fabricantes, promotores, instaladores, ingenierías, consultoras y propietarios de plantas industriales.
En el congreso se debatió sobre los nuevos objetivos que se ha marcado la Unión Europea en materia de energía para cumplir con los Acuerdos de París, y los grandes retos que afronta España a la hora de adaptarse a las medidas propuestas. Los más de doscientos asistentes al congreso Energy Revolution tuvieron una cifra en mente: para 2030 el 32 % de la energía consumida en suelo español deberá ser renovable. Y para lograr este objetivo, el sector se prepara para una autentica revolución que se traducirá en una inversión de 20.000 millones de euros en toda España en los próximos dos años. De esa cifra, la Comunidad Valenciana deberá gestionar en torno a 1.500 millones de euros en energías limpias.
Con estos datos sobre la mesa, España debería integrar cada año 3.000 kilovatios más procedentes de energías renovables a la red eléctrica hasta 2020, algo que hasta la fecha nunca se ha producido. El fin del llamado ‘impuesto al sol’ ha supuesto un espaldarazo para que el sector se ponga en camino de lograr este objetivo.
También te puede interesar: Nuevos objetivos de energías renovables de Europa para 2030
Otra gran desafío es el de las conexiones y las redes de transporte de la energía, que deberán hacer adaptarse en poco tiempo a la nueva situación de las energías renovables. La industria auxiliar también debe prepararse para el gran salto que el sector está ya experimentando. Por su parte, se espera también un cambio de hábitos por parte de los consumidores, ya que los objetivos de la Unión Europea pasan por fomentar el autoconsumo.
En este nuevo escenario, la financiación y la gestión de riesgos son esenciales para acelerar la transición energética y llevar proyectos con viabilidad técnica y económica al mercado.